
A veces intento encontrar las palabras, las palabras exactas. Y entonces noto que se escapan, que se escurren. Se me caen de las manos y se hacen trizas contra el suelo. O salen volando y ya no vuelven nunca.
A veces intento encontrar esas palabras que me ayuden, que me curen. Las intuyo un momento y luego desaparecen. Les grito para que vuelvan, pero no me hacen caso. Estoy solo, en medio del mar, en medio de la nada y me he quedado sin palabras.
No quiero más que respirar sin dolor en el pecho, que caminar sin la sensación de perder el equilibrio. No voy a pedir ayuda, no. Puede que sea orgullo o la necesidad de hacerlo solo.
Quiero descender al infierno del mundo sin palabras para escalar después con mis propias manos hasta salir a la superficie. No quiero ser una víctima.
Quiero ser un superviviente.
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