17 abr 2006

Jac, la cafetería y el Dyc

Me estoy convirtiendo en un ferviente admirador del cuaderno de bitácora de mi buen amigo Jac.

No sé si habrá sido capaz de advertir cuánto de novelesca tiene su entrada del 17 de abril. El protagonista ve esa mesa en la esquina, lo que le lleva a imaginarse en el pasado con ella sentado allí. Después se rompe el encanto. Mira entonces a otro lado y ve a un tipo tomándose una copa a primera hora de la mañana. En una novela, el protagonista hubiera sentido que ese hombre podía ser él mismo en el futuro, con esa herida aún sin curar y aferrado al alcohol para enterrar el dolor.

Afortunadamente, la vida es otra cosa. Y yo estoy completamente seguro que Jac habrá logrado superarlo mucho, mucho antes. De hecho, vaticino que dentro de poco, cuando el Bigotes vuelva a estar cerrado, y se acerque de nuevo a esa cafetería, mirará a aquella mesa y sonreirá. Recordará entonces cómo tomaban café y fumaban juntos y, entonces, sentirá que el recuerdo está borroso, como en una neblina suave, y que ya no siente dolor en su pecho. Puede que sienta un cierto deje de nostalgia, algo parecido a recordar los buenos momentos de la infancia. Pero se sentirá dichoso de haber vivido aquellos días y, sobre todo, de vivir los presentes, sin ella.

Un abrazo, amigo, y ánimo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias tío. No cambies.

Anónimo dijo...

necesidad de comprobar:)

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